Buen momento para estudiar la influencia de los jamaicanos en dos movimientos europeos: los Skinheads y los Punks.
Además, buscaremos encontrar una solución a la eterna pregunta de: ¿Ha existido alguna cultura alternativa que verdaderamente haya servido como antídoto contra el autoritarismo?
El Espíritu del 69 y los Skinheads
Se acerca el 2019, año en el que esperemos que pesé la revisión de lo ocurrido con el espíritu del 69, ya que nos encontraremos en el 50 aniversario de aquel movimiento. En 1969, surgió la subcultura Skinhead en Reino Unido, cuyos elementos distintivos consistían en una estética obrera (botas y tirantes) y la cabeza rapada, en clara lejanía con los hippies norteamericanos de la época. Ahora, en estos días, hablar de Skinhead es un tanto contradictorio, políticamente hablando. En verdad, esta cultura urbana nació sin una posición política definida, ya que su propósito era la lucha de la clase obrera. Con el paso del tiempo, junto a la tergiversación que el movimiento sufrió, los skinheads se han visto cada vez más comprometidos políticamente, yendo desde posiciones antifascistas y antirracistas hasta el temido otro extremo, el fascismo. A su vez, también existen skinheads apolíticos, que siguen apostando por el espíritu del 69.
Los skinheads son ‘descendientes’ del movimiento Mod, que surgió en el mismo país en los años 1950. La historia cuenta que los Mods se sintieron atraídos por la música y la estética de los inmigrantes jamaicanos, por lo que empezaron a frecuentar las mismas discotecas, en donde se fue popularizando el Ska y el Rocksteady. Estos inmigrantes jamaicanos introdujeron la figura del Rude Boy a principios de los 60 en Reino Unido y precisamente, su actitud y comportamiento fue vital para el nacimiento de los skinheads. Por cierto, esto no ocurrió de la noche a la mañana. Antes de llamarse skinheads, les denominaron Hard-Mods. En esa época fue cuando apareció la identificación con el proletariado (botas de trabajo, tirantes, etc). Del mismo modo, también se pudo apreciar una tendencia a cortarse el cabello más corto (sin llegar a rapárselo) para diferenciarse de los hippies. No fue hasta el año 1969 cuando se les comenzó a llamar skinheads, el espíritu del 69. Al igual que los antiguos Mods, los skinheads siguieron escuchando la música de los Rude Boys, tanto que al Reggae que hacían los jamaicanos en el Reino Unido se le empezó a llamar Skinhead Reggae.
El Rock Against Racism y el Punk
El 30 de abril de este 2018 se ha celebrado el 40 aniversario del famoso concierto de Rock Against Racism en Londres, en el cual cientos de miles de personas marcharon al Parque Victoria al son de bandas de Punk y Reggae. El contexto en el que surgió este movimiento de masas a fines de la década de 1970 estaba marcado por la detención de personas de color en las calles con el pretexto de una ley británica contra las ‘personas sospechosas’. Por entonces, la extrema derecha estaba pulsando un discurso muy violento en contra de la inmigración, incluso el primer ministro lamentó verse inundado por los inmigrantes.
Tal fue el ambiente que estalló un nuevo movimiento, el Punk, que conllevó una actitud que golpeó al clasicismo que mantenían los dirigentes del planeta. El Punk atrajo a muchas personas que buscaban un espacio sociocultural radicalmente diferente de las tendencias emergentes autoritarias de finales de los años setenta. De hecho, ahora, cuando los países de todo el mundo una vez más coquetean con el nacionalismo autoritario y neo-tradicionalista, vale la pena reflexionar sobre cómo los punks respondieron a tendencias similares hace 40 años. El Punk se convirtió en una revolución sociocultural global. Os invitamos a recordar el artículo de «cuando las rastas eran más punks», donde también repasábamos la visión que comparte el Punk y el Reggae en cuanto a su versión de una civilización corrupta y opresiva.
El antídoto contra el autoritarismo
Más tarde, la historia se desarrolló como ya sabemos. Las tareas de activismo fueron muy precarias, particularmente cuando se enfrentaban directamente a la política organizada con todos son instrumentos de poder. Incluso los punks que amaban el Rock Against Racism rara vez se mostraban entusiastas con respecto a su patrocinador, el Partido Socialista de los Trabajadores (el Partido Laborista). Por ello, los esfuerzos para movilizar a los punks evocaron tantas críticas como aclamaciones, el escepticismo se convirtió en una seria dificultad para canalizar la pasión hacia la transformación política. Sin ir más lejos, con toda esta información, podéis hacer vuestras comparaciones con el reciente 15M.
Una elección más típica entre los punks que el activismo absoluto fue simplemente adoptar una cultura alternativa, forjando zonas de diversión, libertad e igualitarismo como respuesta a las sociedades aburridas, opresivas y jerárquicas donde vivían. De ahí que en la música predominase una burla furiosa en contra de cualquier autoridad. Como herencia, en estos días nos encontramos más o menos activos en cuanto a las propuestas de crear espacios culturales alternativos, acogedores e inclusivos. En realidad, esto es importantísimo a la hora de crear una próspera realidad antiautoritaria. Pero, entonces deberíamos preguntarnos: ¿qué nuevos desarrollos culturales están emergiendo hoy en día que podrían ganar un lugar duradero en nuestro mundo? Tened en cuenta que como resultado de nuestro trabajo militante, la cultura alternativa de hoy puede convertirse en la realidad del futuro.