En todo el mundo, los seres humanos cultivan cannabis y cáñamo – y en muchos casos, lo han hecho durante cientos o incluso miles de años. Los seres humanos vivimos en una gran diversidad de hábitats, por lo tanto, necesitamos cultivos que puedan crecer en una amplia variedad de condiciones ambientales diferentes.
El cannabis es una cosecha increíblemente útil para los seres humanos, y una gran parte de esa utilidad reside en su capacidad para adaptarse a una sorprendente variedad de condiciones ambientales diferentes, que van del frío casi ártico, pasando por los desiertos secos, hasta los trópicos abrasadores.
Durante siglos, la gente que ha trabajado bajo distintas condiciones ha seleccionado, cultivado y alimentado las plantas de cannabis que son más aptas para el medio ambiente local – y durante este tiempo, se han creado variedades locales de cannabis, con unas características, un uso y un perfil de cannabinoides particulares.
¿Qué Es Exactamente una Variedad Autóctona?
Las variedades autóctonas de cultivos (landrace, en inglés) son aquellas que, con el paso del tiempo, se han adaptado a las condiciones ambientales locales, sin tener ningún contacto con otras poblaciones de la misma especie, hasta un punto en el que han desarrollado un cierto grado de endogamia – y por lo general, una serie de características únicas.
Este proceso generalmente cuenta con la asistencia de la cría y el tratamiento selectivos llevado a cabo por los humanos – pero a diferencia de los cultivares, las variedades autóctonas o landraces son generalmente más diversas y variables en su expresión de rasgos, y se deja mucho más margen a la selección natural.
Las variedades autóctonas no se limitan sólo a las especies vegetales. Hay un montón de variedades autóctonas animales, de perros, gatos, conejos, cerdos, ovejas y ganado en todo el mundo, al igual que hay variedades autóctonas de manzana, trigo, maíz, arroz y, por supuesto, de cannabis.
Las variedades autóctonas o locales pueden haberse desarrollado durante miles de años a partir de linajes antiguos que sobrevivieron de forma aislada, pero también pueden haberse desarrollado a partir de poblaciones semisilvestres de cultivares que se han escapado de las zonas de cultivo. A través de esta última ruta, una variedad autóctona puede tardar unos cien años en desarrollarse.
Rasgos que Caracterizan a una Variedad Autóctona
- Rasgos específicos y reconocibles, pero con variaciones considerables entre individuos
- Adaptada a las condiciones ambientales locales, incluidos el clima, los patógenos y las plagas
- No proceden de programas de cría formales
- Conservada, seleccionada y mejorada menos rigurosamente que un cultivar
- Históricamente aislada de otras poblaciones
- Originaria de un área geográfica específica, con un nombre local y métodos de uso tradicionales
- Puede alterar significativamente su expresión cuando se cultiva en un entorno nuevo
- Por lo general, producen rendimientos relativamente constantes, pero relativamente bajos en comparación con los cultivares
Pros y Contras de la Homogeneidad de los Cultivos
Las variedades autóctonas son de crucial importancia para los programas de fitomejoramiento de cultivos en todo el mundo, y lo han sido durante siglos. Sin embargo, la agricultura moderna depende demasiado de las variedades de cultivos homogéneos y, debido a que han invadido áreas muy extensas de tierra cultivable, la biodiversidad se encuentra amenazada en todo el mundo.
Los beneficios de la homogeneidad de los cultivos son obvios para los agricultores y los mejoradores vegetales por igual – consistencia en los rendimientos, apariencia, sabor y necesidades para el cultivo, por ejemplo. Hasta cierto punto, los consumidores también esperan cosechas homogéneas – la mayoría de los consumidores occidentales se esperan que una manzana Gala tenga el sabor de una Gala y no de una Pink Lady, por ejemplo.
Sin embargo, la homogeneidad del cultivo también acarrea grandes desventajas, que, al principio, pueden estar enmascaradas. Los plátanos Gros Michel, que eran el estándar mundial previo al actual Cavendish, son un ejemplo excelente.
Los plátanos se reproducen a través de esquejes y no de semillas. En la década de 1950, las plantaciones de plátanos a gran escala de toda América Latina empezaron a utilizar Gros Michel hasta llegar a excluir todos los demás cultivares. El Gros Michel tenía resultados favorables en lo que respecta a la apariencia, el aroma y el sabor en comparación con otras variedades, y los agricultores se apresuraron a sustituir sus cultivos tradicionales por esta variedad más popular y valiosa.
Como se reproducían a partir de clones, la variación genética existente entre las diferentes plantaciones era prácticamente nula. Entonces, comenzó a extenderse un hongo conocido como la enfermedad de Panamá, al que la variedad Gros Michel no era resistente. En pocos años, aniquiló grandes extensiones de las plantaciones.
Actualmente, la industria platanera depende demasiado de otro cultivar genéticamente homogéneo, el Cavendish – y puede que sólo sea cuestión de tiempo antes de que un nuevo patógeno aniquile una vez más amplias superficies de las plantaciones.
Las Poblaciones de Variedades Autóctonas Proporcionan una Barrera Contra las Enfermedades
Los cultivares se crían, con mucha frecuencia, directamente a partir de variedades autóctonas. De hecho, este proceso es la columna vertebral de la cría comercial de cannabis. Los criadores o cultivadores de semillas de cannabis han recurrido repetidamente a las reservas de variedades autóctonas de cannabis en todo el mundo, y las han hibridado para crear cultivares únicos. Cuanto más esfuerzo se ponga en las múltiples generaciones de cuidadosos cruces y retrocruces, más estable y pura resultará ser la variedad final.
Una vez más, esta estabilidad y homogeneidad tiene muchos beneficios, y no hay duda de que es lo que se esperan ¡los consumidores de esta industria en particular! La mayoría de los cultivadores van a apreciar las cualidades de una variedad bien estabilizada mientras que lamentarán la variación poco fiable encontrada en una que no se ha estabilizado bien.
Sin embargo, cuando aparece una enfermedad, tener una reserva genética variada significa que hay más posibilidades de que haya individuos con genes resistentes entre la población. Si todos los individuos son idénticos y son susceptibles a un patógeno particular, todos los individuos de la población están igualmente en riesgo. Como el cannabis suele reproducirse mediante clones, es una preocupación muy real para los cultivadores y criadores de todo el mundo – pero debido a que existen literalmente miles de cultivares, estamos muy lejos del tipo de homogeneidad que se observa en el sector platanero.
Por Qué Debemos Preservar las Variedades Autóctonas
Por lo tanto, la gran variación que puede encontrarse en el mundo del cannabis es muy importante y debe preservarse lo mejor posible. Debido a esta variación, los criadores han podido desarrollar variedades con una amplia gama de rasgos útiles. Por ejemplo, los cultivadores de las zonas húmedas del mundo pueden elegir variedades que estén bien adaptadas para resistir el moho, aquellos que se encuentran en lugares muy calurosos pueden elegir variedades resistentes a las altas temperaturas, etc.
Dado que todos estos rasgos útiles encontrados en los cultivares comerciales derivan, en última instancia, de los parentales de la variedad autóctona, tiene mucho sentido proteger y conservar el patrimonio genético de variedades autóctonas en todo el mundo. No sólo preservaremos las barreras contra las enfermedades, las plagas, etc. – sino que también podremos descubrir variaciones y rasgos que podrían resultar muy útiles para el desarrollo de nuevos cultivares, para su uso en la medicina, investigación e industria.
Por lo tanto, permitir que nuestras variedades de cultivos herbáceos se reduzcan y disminuyan a unas pocas decenas de variedades «globales» es casi demencial. Esto no parece probable ni inminente en el caso del cannabis – disponemos de miles de variedades y prácticamente no hay monocultivo de cannabis a gran escala que pueda compararse con el del maíz, trigo, algodón, etc. Sin embargo, las variedades autóctonas de cannabis parecen estar desapareciendo de sus entornos locales a un ritmo alarmante.
¿Dónde Se Ha Desarrollado el Cannabis en Variedades Autóctonas?
Dondequiera que los seres humanos hemos ido en nuestra diáspora de milenios por todo el mundo, el cannabis ha ido detrás. El género cannabis está ahora presente en todos los continentes salvo en la Antártida, y allí donde ha ido, ha establecido variedades autóctonas.
El género cannabis parece beneficiarse de una enorme plasticidad fenotípica – esta es la cualidad de presentar una gran cantidad de variación posible dentro de una especie o género. Además de esto, el cannabis proporciona diversos beneficios obvios para la humanidad, y ha sido una cosecha con una importancia cuantificable para varias culturas del mundo durante los milenios de historia documentada. Así pues, el cannabis puede expresar variaciones nuevas en respuesta a las presiones ambientales y humanas, y puede hacerlo con relativa facilidad y rapidez.
El cannabis se ha adaptado con éxito a los hábitats en África, Europa y las Américas, además de establecer decenas de poblaciones diferentes y únicas en su continente nativo de Asia. En África, entre las variedades autóctonas famosas se incluyen Malawi Gold, Durban Poison, y Swazi Gold; en Kenia, Tanzania, Congo y Mozambique, se pueden encontrar otras variedades menos conocidas.
En América Latina, ha habido varias variedades autóctonas de importancia fundamental para el sector de la cría comercial. Panama Red, Acapulco Gold y Oaxacan son tres variedades destacadas. Sin embargo, las dos primeras son casi desconocidas en los círculos cannábicos actuales.
En Europa, la mayoría de variedades autóctonas de cannabis son variedades de fibra y semillas en lugar de variedades de alto contenido en cannabinoides. Como Europa se encuentra principalmente en las zonas frías y templadas, con inviernos fríos y veranos suaves, la producción de cannabinoides es menor que en las zonas subtropicales y en los trópicos. No obstante, existen algunas variedades autóctonas de droga o psicoactivas, como la Kalamata de la región del Peloponeso del sur de Grecia.
¿De Dónde Proceden las Amenazas para las Variedades Autóctonas?
Las principales amenazas para las poblaciones de variedades autóctonas de cannabis en todo el mundo parecen ser la introducción de genéticas foráneas, los programas de erradicación gubernamentales y la pérdida de hábitat general. En la actualidad, las amenazas para las variedades autóctonas de cannabis procedentes del cambio climático no están bien demostradas, pero en el futuro, puede ser otra cuestión a tener en cuenta.
No hay mucha investigación específica sobre la cuestión de la pérdida de variedades autóctonas de cannabis. Sin embargo, hay pruebas fehacientes de la pérdida de biodiversidad en el reino vegetal y animal en general, que se ha producido en respuesta a la actividad humana. Además, hay abundantes evidencias anecdóticas aportadas por los habitantes de los hábitats tradicionales de variedades autóctonas que apuntan a la degradación de los tipos locales en respuesta a la introducción de variedades foráneas.
Mientras tanto, los programas de erradicación en todo el mundo no han cesado a pesar de la tendencia mundial hacia la legalización del cannabis. En los Estados Unidos y Australia, las autoridades federales siguen llevando a cabo programas anuales de erradicación – aunque cada vez hay más oposición a esta práctica en muchos rincones del mundo.
En Sudáfrica, los programas gubernamentales de fumigación están dirigidos a los sustanciales campos ilegales de cannabis del país, causando a veces daños a la población local. En medio de la situación actual en torno al ex presidente de Gambia, Yahya Jammeh, las fuerzas armadas senegalesas se dirigen a los cultivos que se cree son una fuente de ingresos para los rebeldes leales a Jammeh en la zona de conflicto de Casamanza.
En Kazajstán, los funcionarios del gobierno aún no están seguros de utilizar, o no, sus amplios recursos naturales de cannabis de una manera que pudiera beneficiar a la economía, o continuar con los programas de erradicación que son, sin duda, un vestigio anticuado de la era soviética. Kazajstán tiene la mayor área de cultivo silvestre de cannabis en el mundo, e incluso puede ser el hogar evolutivo del género cannabis – perder este preciado patrimonio genético natural sería una pérdida trágica tanto para el ecosistema kazajo como para toda la humanidad.
Afortunadamente, parece que no se han llevado a cabo erradicaciones durante varios años – e incluso en los años de máximo apogeo, a las autoridades les resultaba imposible erradicar un cultivo tan tenaz.
¿Qué Podemos Hacer al Respecto?
La labor de conservación de las variedades autóctonas tradicionales (no específicas del cannabis) está en marcha, como la realizada por organizaciones como Biodiversity International y el Instituto Nacional de Botánica Agrícola del Reino Unido. Además de esto, los depósitos de semillas como el Svalbard Institute son un medio crucial para proteger y preservar las variedades de semillas en caso de necesidad futura. Además, incluso hay algunas organizaciones dedicadas a la conservación de variedades de cannabis, como el Instituto Vavilov en Rusia. Por último, algunos criadores y cultivadores de cannabis han mantenido extensas bibliotecas de genéticas de variedades autóctonas, y gracias a esto, se pueden proteger ciertas variedades incluso si están bajo amenaza en su entorno natural.
Convendría evitar llevar variedades foráneas, especialmente híbridos comerciales, a regiones que albergan variedades autóctonas históricas. La preservación y el mantenimiento de las variedades autóctonas depende en gran medida de su aislamiento de otras poblaciones de la misma especie, y aunque los beneficios a corto plazo de introducir cultivares homogéneos de alto rendimiento pueden resultar atractivos, el daño a largo plazo para el ecosistema y la biodiversidad puede ser mucho mayor que las ventajas.