En la actualidad, nuestra sociedad se encuentra inmersa en una era de individualismo. La valoración del éxito personal se eleva por encima de las necesidades y los intereses de la comunidad.
En este contexto, resulta aún más vital destacar la importancia del Reggae como un género musical que ha sido capaz de conectarnos a la colectividad.
La llegada de los servicios de transmisión de música digital
Desde sus orígenes, allá por los 70, el Reggae se ha desarrollado como una música de protesta y resistencia contra la opresión y la explotación. Igualmente, podríamos definirlo como un movimiento hacia un bien común o una herramienta poderosa para la transformación social. Por ello, la indignación, la perseverancia, la paz o el amor son temas tan comunes en este género jamaicano.
A lo largo de su historia, esta forma de expresión ha demostrado ser una fuente inagotable de inspiración y creatividad, capaz de influir y emocionar a múltiples generaciones. A pesar de los obstáculos que ha enfrentado a lo largo de su historia, incluyendo censura y represión, su impacto todavía perdura. De hecho, aún sigue expandiéndose a lo largo y ancho del planeta.
No obstante, con el paso del tiempo, la industria musical ha evolucionado y su acceso y difusión se han transformado radicalmente. De los primeros vinilos, que solo unos pocos podían permitirse, hemos avanzado a una era de música digital, donde el acceso a cualquier artista se encuentra prácticamente al alcance de la mano. Obviamente, esto podría ser una gran ventaja, ¿verdad? El caso es que todo esto viene acompañado por unas energías no tan positivas.
Pero, ¿qué es lo que está cambiando?
La evolución de la industria musical en los últimos años nos ha llevado a una redefinición del concepto de música y su consumo. La forma en que las personas acceden y se relacionan con la música ha cambiado drásticamente a nivel global y esto ha tenido un efecto muy notable en la producción musical en sí misma.
Por ejemplo, para lograr tener éxito en plataformas como Spotify, los productores tienen que enfocarse en crear canciones que logren captar la atención del oyente en los primeros 30 segundos. Evidentemente, también están ahí presentes las inteligencias artificiales; como os hablamos hace unos años en un artículo titulado «La inteligencia artificial y los nuevos productores».
En definitiva, estamos presenciando una reorganización en la forma en que la música es creada, compartida y consumida en todo el mundo, con profundas implicaciones para el futuro de la humanidad. Entonces, dado el alcance que la música tiene en nuestras relaciones sociales (une a las personas y las emociona independientemente de su origen o cultura); hay que analizar cómo nos están modificando internamente las nuevas formas en la que entendemos y nos involucramos con este arte.
Es más, sería crucial reconocer cuanto antes estos cambios para navegar más eficazmente en este nuevo panorama. Y, a medida que continuemos adaptándonos a las nuevas tendencias y patrones, también deberíamos considerar cómo pueden dar una mejor forma a nuestro futuro colectivo.
El poder del Reggae en la lucha contra el sistema musical actual
El Reggae, como muchas otras formas de arte, está inextricablemente vinculado con su contexto histórico y social. Si bien sus mensajes de lucha y resistencia han sido un sello distintivo desde sus inicios, la industria musical ha adoptado una mentalidad cada vez más neoliberal que ha transformado la forma en que se crea y distribuye esta música.
Esta tensión entre la necesidad de expresar mensajes importantes y la presión para crear música comercialmente viable ha limitado la creatividad de los artistas y ha restringido su capacidad para influir en la dirección del género. Además, este problema no se limita a la vida del artista, ya que la música que se produce hoy en día tendrá un impacto duradero en las generaciones futuras.
En este sentido, es importante considerar cómo podemos apoyar a los artistas que buscan expresar mensajes profundos y significativos a través de su música, incluso en un mundo cada vez más comercializado. Asimismo, debemos ser conscientes de las consecuencias a largo plazo de la música que consumimos y apoyamos. Es decir, fomentemos una industria musical más sostenible y, a su vez, más enfocada en el arte.
¿Recordais Cuando los Rastas eran mas Punks?