Deberíamos de hacer frente a los sentimientos de nostalgia y darnos cuenta que estamos viviendo en una época dorada de fiesta intergeneracional.

En la misma línea, también habría que pensar que nunca antes había existido un intercambio musical tan grande en este planeta.

Distintas generaciones se dan la mano

En realidad, no se suele hablar mucho de esta interacción entre las diferentes generaciones, pese a que es un hecho que los seguidores más veteranos de esta cultura están en continuo contacto con los más novatos, y viceversa. El caso es que esto se da tanto en el campo artístico como en el de los oyentes. Asimismo, nos gustaría aprovechar este momento para confirmar el estado saludable que presentan los eventos que apuestan por nuestra escena, lugares donde los más jóvenes y las personas más experimentadas comparten espacios e ideas.

Sin embargo, en repetidas ocasiones hemos mostrado cierta nostalgia por otros tiempos, cuando la verdad es que deberíamos de comenzar a ser más conscientes de que nos encontramos en una etapa que tiene un valor que quizá no se está sabiendo observar. Cierto es que muy frecuentemente esta visión queda cegada ante las tensiones que puede crear la desenfrenada ruptura con los sonidos más tradicionales. Pero debemos de dar la bienvenida a todas esas producciones futuristas que, a pesar de no tener ningún respeto por los cánones y las jerarquías del pasado, están dando lugar a nuevos subgéneros musicales.

Reinvención o continuidad

Quizá para describir mejor todo esto deberíamos de responder a la siguiente pregunta: ¿Qué es más importante: la reinvención o la continuidad? No obstante, también se podría añadir otra cuestión: ¿Y por qué no las dos? Si esto sucede al mismo tiempo, entonces podemos tener la seguridad de que pronto nacerían ideas muy beneficiosas basadas en compartir experiencia y creatividad. Es decir, el fin de la nostalgia nos ayudaría a facilitar una serie de infinitas muestras artísticas que podrían hacer un gran bien a la humanidad.

Tal vez, otra manera de ver todo esto sería recurriendo a una sabia frase que decía «todo no es para todos». Y claro, por que debería serlo, ¿verdad?. Es muy importante no volverse ni predecible ni afianzarse en la zona de confort, ya que algo se estaría perdiendo. Por lo tanto, es vital mostrar otras ideas, aunque para algunas personas puedan parecer demasiado extrañas o por el contrario demasiado comerciales.

¿Qué nos dice la historia?

De una forma muy similar, como sabéis, los humanos nos hemos reunido y interactuado en torno a la música desde hace miles de años. En nuestro caso, además, el libro gordo de la cultura musical jamaicana nos ha revelado cómo hemos pasado del Ska al Rocksteady, para luego aparecer el Roots, el Dub o el Dancehall; y más tarde llegar el Jungle o el Steppa actual, junto a otro montón de mutaciones. Probablemente, podríamos llegar a un sentimiento más profundo de estos conceptos si volvemos a realizar otra pregunta: ¿no os resulta positivo saber que nuestra cultura ha estado siempre integrada en un tejido de generaciones superpuestas?

La influencia que ejerce el verdadero sentido de la música y, por consiguiente, del baile es mucho más grande que nosotros. Digamos que es algo que nos conduce a la unidad. Esa es la gloria de una cultura que ha evolucionado desde los primeros espacios jamaicanos donde sonaba está música, conocidos como Dancehall, hasta las fiestas que han conquistado el resto del mundo. Apostemos por un correcto crecimiento de toda nuestra familia musical. Sin duda, tarde o temprano, conseguiríamos algo que podría elevar nuestro espíritu, ¿no creéis?