Hoy, 21 de marzo, se cumplen 45 años del fin de la monarquía en Etiopía.
Por esa razón, vamos a hacer un pequeño repaso a lo sucedido en aquella época.
El fin de la monarquía en Etiopía
Como os contamos el año pasado, Haile Selassie fue expulsado del trono por el Derg el 12 de septiembre de 1974. Este comité militar se hizo con el control de Etiopía como resultado de una horrible hambruna que vivió el país entre los años 1972 y 1974, junto a la gran crisis del petroleo de 1973. Dicha situación desestabilizó el reinado del emperador Haile Selassie I y un grupo de oficiales disidentes consiguió derrocar al emperador.
El caso es que, tras el encarcelamiento de su padre, el príncipe heredero Asfa Wossen fue invitado a regresar a Etiopía para ser coronado como rey. Sin embargo, poco después, se dijo que sufría serias secuelas por haber sufrido un par de años antes un derrame cerebral, que le impedían asumir el liderazgo de la nación. Más tarde, también se retiraron los títulos de príncipe y princesa.
Con estos movimientos, se suponía que se estaba ayudando al pueblo etíope para que decidiese quien quería que le gobernase. Sin embargo, el 21 de marzo de 1975, este mismo gobierno militar dio un paso más y abolió definitivamente la monarquía, acabando con 3.000 años de su reinado.
En un principio, esta decisión tenía la intención de establecer Etiopía como una república socialista. En cambio, todo cambió tras varios conflictos internos y el atentado que acabaría con la vida del General Tafari Benti en 1977. Entonces, Mengistu Haile Mariam adquirió el liderazgo indiscutible del Derg. Fue nombrado Presidente y Jefe de Estado, consolidando su posición después de ejecutar a su antiguo colaborador: el coronel Atnafu Abate.
Bajo el mando de Mengistu, el Derg gobernó Etiopía hasta el año 1991 dejando un enorme reguero de sangre… pero sobre esta historia ya os hemos hablado en alguna que otra ocasión.