Seguir estrategias de marketing social es un movimiento arriesgado, ya que éstas generan un importante rechazo en una gran parte del público que las tacha de oportunistas.
Lo que si está claro es que no podemos conformarnos con respuestas del tipo «Al fin y al cabo el negocio es el negocio«, ¿verdad?
Y si el marketing está haciendo más daño que beneficio al Reggae…
Ha llegado la hora de tomarnos un momento para reflexionar sobre el interés de fusionar en nuestra cultura las estrategias de marketing y el activismo social. Una relación que, a priori, podría pensarse que brindaría una prospera vida llena de gratas experiencias. Sin embargo, en la actualidad, se encuentra muy alejada la una de la otra. En muchos casos, se está vendiendo una imagen que no va acompañada de hechos. Posiblemente, se esté abusando de una serie de medidas con carácter más comercial para aprovechar la coyuntura de una iniciativa con alcance social. Es decir, estarían apaleando la conciencia social de las personas que nos denominamos Reggae Addicts.
Parece evidente que, en esta era digital, las tecnologías como internet o las comunicaciones móviles son herramientas poderosas en manos de los activistas. Pero, a su vez, existe una nueva brecha digital que se está abriendo entre los ciudadanos debido a un exceso de activismo del click que no cala en la mayoría de la población debido a la falta de un vínculo más presencial.
Además, el gobierno también acecha cada vez más a los activistas digitales, lo que provoca que muchos nos encontremos atrapados en esa política del miedo que nos arroja a la pasividad. Hay mucha gente, muchas ideas y mucha acción que debería convertirse en más que un like o un tuiteo.
Antisistema
Hoy en día, nos encontramos con los primeros éxitos verdaderos de la música Jamaicana en todas sus vertientes a lo largo y ancho de este territorio. En realidad, este logro ha sido debido al esfuerzo de muchas generaciones. No hay duda de que en esos orígenes los seguidores tenían una actividad mucho más social, tanto por su propia situación como la que se vivía en Jamaica en las décadas de los 70 y los 80. De alguna forma todo aquello era el reflejo de lo que se respiraba en aquellos tiempos. Ya sabéis, se vivía en comunidad y no en un mundo virtual.
Según ha ido pasando el tiempo, se ha podido comprobar el resultado del marketing en las generaciones que se han ido sumando a este movimiento. Ahora, desde prácticamente el momento que se nace ya somos consumidores. La cultura consumista está ofreciendo a los los más pequeños un amplio conjunto de oportunidades que nunca antes se habían podido disfrutar. Entonces ¿cómo nos afectarán este tipo de cosas en el futuro? o ¿cómo nos están influenciando ya?. Desde luego, el consumismo infantil sólo apunta a una situación social que necesita de una atención especial urgente. Es más, claramente se están promoviendo unos valores materialistas que destruyen tanto a los niños como a sus propios padres.
Por eso mismo, hoy toca recordar que la música Reggae no puede detener su lucha contra la opresión del sistema. Esta debería ser una de las misiones de los artistas que forman parte de este movimiento. Es decir, tendrían que proporcionar ideas para continuar debatiendo sobre los problemas que se ciernen sobre este mundo. De hecho, el Reggae siempre se ha caracterizado por contar las injusticias con las que nos enfrentamos en nuestro día a día, dando lugar a comentarios políticos o declaraciones sociales. A lo largo de la historia, se han retratado todas esas cosas que tanto nos impresionan que sigan sucediendo hoy en día y que vemos como desagradables para cualquier persona.
Lo importante es el mensaje no el mensajero
Para entender todo esto mejor, es clave que aceptemos que gran parte de lo que hacemos se basa en lo que nos han enseñado a hacer. Cuando se pone en práctica esta idea, aparece una buena oportunidad para vencer el juego de las diferencias que nos han inculcado; ya sean las raciales, sociales… vaya, que ya deberíamos saber que todos esos prejuicios que incitan al odio son simplemente artificiales.
Llegados a este punto, ¿por qué no estamos dando más ejemplos para poder orientar correctamente a las nuevas generaciones? Y no, no vale un tema o un vídeo-clip. Hay que demostrar la militancia y ser sincero con uno mismo, por que lo importante es el mensaje no el mensajero. Como se suele decir en los círculos más críticos: «Hay mucho One Love disfrazado de One Dollar«.
Aparentemente, el encauzar todo esto sería sencillo. Hay que encontrar canciones fáciles de cantar y melodías sencillas de tararear, porque esa es la música que permanecerá en el tiempo y servirá para educar de verdad. No será un hit olvidado. En efecto, esta conclusión tiene un gran valor; puesto que muchas veces la gente recuerda las canciones y la letra… y luego se refieren a ellas en sus conversaciones. ¿Nos ponemos a trabajar para que el Reggae sea la banda sonora de esta nueva época? Sería una buena forma de motivar ese cambio que todos buscamos. Para ello, también sería fundamental la cercanía del artista con la gente, tanto en las trincheras como en las sonrisas, que esto no va de rockstar, reggae people.
Y bueno, para quien quiera seguir leyendo sobre estos temas, aprovechamos para recordaros un artículo titulado «¿qué está ocurriendo con el activismo en el Reggae?»