Desde hace décadas, la influencia del Dub ha sido una constante en la música electrónica. Esto se puede ver en el Jungle o el Dubstep, pero también es apreciable hasta en el mismísimo Techno o el Ambient.

Sin duda, Jamaica está presente en la mayoría de la música que se baila en el planeta. Es más, es como si estuviese en todas partes y te andase buscando.

El impacto de Jamaica en la música contemporánea

En realidad, no es tan difícil calcular el impacto real que Jamaica ha tenido en la música contemporánea. Desde los laboratorios de aquellos primeros científicos del sonido como King Tubby o Lee ‘Scratch’ Perry, el Dub ha infectado muchos de los movimientos musicales fundamentales. Por esa razón, hoy os invitamos a estudiar cómo la comunidad musical del planeta ha contribuido a la evolución del proceso creativo del Dub.

Con el paso del tiempo, las diferentes técnicas para producir se han convertido en una especie de virus contagioso entre los productores, por medio del uso de las diferentes herramientas analógicas o a través de los innumerables softwares que inundan el mercado. Por esa razón, a lo largo y ancho del planeta hay un montón de productores que están construyendo ritmos basados en el Dub que lo están conduciendo a lugares insospechados hasta el momento, gracias a emocionantes permutaciones. Es decir, vivimos una continua experimentación que nos está ofreciendo resultados nada convencionales y, verdaderamente, esto es admirable si te gusta la música más allá de las modas.

Desde UK al resto de Europa

Si nos fijamos en UK, el lugar por donde se coló la influencia musical jamaicana en Europa. Todo comenzó con los sound systems donde los afrocaribeños disfrutaban de la música de sus comunidades hasta que apareció Jah Shaka en los 70 y dio lugar a una nueva escena, los steppers. El trabajo de Jah Shaka, Disciples, Jah Tubbys, Jah Warrior o Earthquake, basado en la ética del trabajo duro del sound system como un proyecto comunitario, fue una fuerte manifestación de la presencia del Dub en Europa.

Todo ese movimiento tuvo un hermano pequeño a finales de los 80, el Jungle, donde la influencia del Dub, el Reggae y el Early Dancehall, con su cultura sound system, colisionó con el emergente sonido hardcore y se manifestó en una de las formas musicales más potentes que emergieron en la historia de la música británica. Más tarde, en los 90, el Jungle adoptó otra forma menos jamaicana y adoptó el nombre de Drum and Bass.

Un sinfín de variaciones

Del mismo modo, podríamos hablar del Dubstep, el Garage o el Trip Hop, ya que han sido muchas personas las que han vivido esta especie de diáspora electrónica. Por ese motivo, se pueden encontrar un sinfín de variaciones ligadas al patrimonio de la música jamaicana pero que no se adhieren a ninguna regla en particular. Asimismo, también se pueden observar desde innovadores giros hacia las raíces hasta lejanas fantasías sacadas de las mentes más soñadoras. Es decir, se han motivado nuevos ritmos musicales y, por consiguiente, nuevas energías.

Ante todos los progresos musicales, muchas veces, el Dub o el Reggae pueden sonar a antiguos, como una fórmula que no ha cambiado demasiado. Quizá ahí esté gran parte de la razón por la que en el resto del mundo ha seguido experimentando con estos sonidos. Todos esos nuevos productores no viven en Jamaica y muchos de ellos no comprenden lo que significa su cultura musical por mucho que les atraiga. Pero si lo pensáis es algo normal, vivimos en un mundo que ha cambiado muchísimo y no tiene nada que ver con la época mágica en la que la isla era una fuente de creación musical inagotable.

Hasta el infinito y más allá

En consecuencia, las obras musicales de los nuevos artistas capturan la sensación del momento actual. No obstante, esto es saludable para el legado musical del planeta. Es más, no hay que anclarse en el pasado, en un lugar y una época que ni siquiera se ha estado. La música es infinita, por lo tanto, es una obligación el seguir buscando todas las llanuras inexploradas. Eso sí, sin olvidarnos de las raíces.