No es la primera vez que hablamos sobre este tema. Por ejemplo, ya tratamos este asunto con artículos como el de los promotores europeos y el expolio de la cultura popular jamaicana o en el que vimos otro punto de vista sobre la apropiación cultural.

Pero, en esta ocasión, vamos a centrarnos en la continua comercialización del género y apostaremos por la importancia de transmitir sinceridad más que hipocresía.

El embrujo del auténtico Reggae jamaicano

Desde prácticamente sus inicios, tanto público como artistas han mostrado un enorme interés por la cultura musical de Jamaica. Es más, se ha llegado a demostrar que el Reggae puede sonar en cualquier parte del mundo. Pero como con el buen comer, en realidad, nada está más rico que si se saborean las recetas originales.

El caso es que la globalización del Reggae también ha suscitado un debate en torno a las políticas culturales que se han dado en este planeta. Desde el Jazz hasta el Hip-Hop, pasando por otros muchos estilos como actualmente con el tan celebrado nuevo afrobeat, los artistas de ascendencia no africana han jugado con géneros que no inventaron. Asimismo, también viene bien airear uno de los patrones que más se repiten a nuestro alrededor: Personas de clases adineradas haciéndose pasar por los salvadores del pueblo.

La invasión de las mentiras

Entonces, ¿sufrimos una invasión de imitadores o falsos profetas? Respondamos a esta pregunta lo más respetuosamente posible. En verdad, el nivel de habilidad de los músicos y productores a nivel internacional ha pasado al siguiente nivel. Pero quizá a las personas que amamos verdaderamente el Reggae nos gusta más hablar de la originalidad de los músicos jamaicanos. De hecho, el Reggae es bastante popular en todo el mundo, pero también es cierto que muchos de los artistas no jamaicanos más conocidos no tienen una verdadera conexión con las raíces del Reggae. Bueno, ya puestos, tampoco hay mucha relación con el antiimperialismo, ¿verdad?

Por esto y otras muchas cosas, no es una locura afirmar que por regla general el Reggae no jamaicano suena distinto, algo así como más materialista. No obstante, los artistas jamaicanos están muy influenciados entre sí. Por esa razón, todo lo que sale de allí tiene esa vibración tan real. Dicho de otra manera, a veces no nos queda otra opción que admitir que podríamos tener un problema con los artistas que se apropian de la música de las personas marginadas. Esto mismo es lo que ocurre con un país tercermundista como es Jamaica, donde el Reggae es la música del pueblo. Pero también es verdad que hasta en la propia Jamaica dejó de importar el mensaje consciente y, según fue pasando el tiempo desde finales de los 60, las composiciones banales que generaban dinero más rápidamente fueron apoderándose poco a poco del repertorio de los artistas.

¿Y por aquí qué sucede?

Mientras que en el resto del mundo el Reggae jamaicano siempre ha sido un pilar fundamental para muchísimas personas de diferentes generaciones. Parece ser que por estas latitudes, tras cinco décadas de Reggae music, nunca ha terminado de cuajar. Por ejemplo, si hubiese que definir la situación actual, se podría decir que este género arraigado a la rebelión y el activismo está ahora más centrado en el marketing de las vibraciones.

Curiosamente, esto ocurre en un momento donde a muchos militantes nos gustaría que el mensaje antisistema estuviese más presente. Del mismo modo, se echa mucho en falta el compromiso real con nosotr@s mism@s, es decir, más sinceridad y menos hipocresía. Pero, hoy en día, la mayoría de los seres humanos están más interesados en promover una imagen lo más cool posible a través de las redes sociales que en cambiar el modo de vida con el que nos dominan. Es algo así como si los pavos respaldaran la navidad.

330x165-cg