Recientemente se ha podido comprobar que la percepción del ritmo es todavía más primitiva de lo que se había pensado.

Esta conclusión se ha obtenido tras una nueva investigación sobre como reaccionan los mamíferos ante diferentes ritmos musicales.

Un equipo de investigadores ha podido confirmar que la percepción del ritmo, lejos de ser un rasgo humano único, es muy probable que se comparta con el resto de mamíferos. Los científicos han sido dirigidos por Vani Rajendran, del Auditory Neuroscience Group de la Universidad de Oxford. Su propuesta consistía en probar que el procesamiento auditivo de bajo nivel contribuía a la percepción del ritmo.

El procesamiento auditivo es el término usado para describir lo que sucede cuando el cerebro reconoce e interpreta los sonidos a su alrededor. Lo que oímos los seres humanos es el resultado de cuando la energía, a la que llamamos sonido, se desplaza a través del oído y se transforma en información eléctrica que puede ser interpretada por el cerebro.

En los humanos, la capacidad de responder a los ritmos se ha atribuido durante mucho tiempo a un proceso complejo que implica la coordinación de los procesos sensoriales, motores y cognitivos. El equipo científico, sin embargo, nos ha demostrado que antes de que estos sistemas se comprometan, el procesamiento del mesencéfalo ya puede estar dando forma a cómo responde realmente el cerebro.

Para hacer su descubrimiento, el equipo anestesió a varios jerbos para registrar la actividad de su colículo inferior, una importante ruta auditiva del mesencéfalo que canaliza información desde el nervio auditivo hasta la corteza cerebral. Por cierto, no compartimos estas prácticas de laboratorio pero pensamos que es importante aportar el estudio de los datos recopilados, ya que los científicos descubrieron que los roedores reaccionaban más fuertemente a los ritmos de un sistema 4/4, donde el énfasis está en el primer o el tercer golpe del compás, típico en la música Rock. En cambio, tuvieron una reacción más débil a los ritmos acentuados fuera del compás, que es el tipo de énfasis de segundo o cuarto pulso que define el Reggae y la música Ska.

El equipo sugiere que los resultados indican que la forma en que los humanos perciben la música puede no ser una cuestión totalmente cultural, sino que puede estar limitada por procesos simples del cerebro. Esta observación es una demostración de cómo la naturaleza de los procesos cerebrales de alto nivel a menudo está sesgada en sus características por las características ‘primitivas’ de bajo nivel del sistema nervioso.

Aprovechamos para recordar otro artículo, que titulamos «El Reggae, la música preferida del mejor amigo del hombre», donde os hablábamos de un experimento musical en un centro de realojamiento canino en Dumbarton en colaboración con la Universidad de Glasgow.

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