Todas las personas conocemos las sensaciones que se reproducen cuando una canción se adhiere al alma.

Dependiendo de la pieza, se desencadena la nostalgia, te sumerge en una fantasía, despierta el ansia de libertad o hace que tu cuerpo se mueva con vida propia.

El arte de combinar sonidos

Una buena forma de definir la música podría ser la que dice que es el arte de combinar sonidos, eso si, de tal forma que se puedan evocar y transmitir sentimientos al oyente. Lógicamente, la base para crear música es el sonido. Pero, ¿cómo se crea el sonido? Es muy sencillo, veréis, el sonido es producido por un cuerpo que vibra. Bien, pues justo esa vibración es la que genera las ondas que luego llegarán a nuestros oídos. 

Asimismo, detrás del estudio de las vibraciones se esconde la física más pura. Dicho de otro modo, la relación entre la música y las matemáticas es algo natural e incuestionable. Es decir, existe una ciencia a la hora de componer música. Naturalmente, el dominio de dicha sabiduría es lo que nos estimula a percibir los diferentes sentimientos en cada canción.

Cuando el Reggae se adhiere al alma

El caso es que los músicos son los que mejor conocen estos asuntos que estamos tratando. Las escalas y, por consiguiente, las notas musicales son las responsables de evocar las diferentes emociones en una melodía. Por ello, a través de su comprensión se aprende a generar felicidad, tensión, etc. Obviamente, los músicos jamaicanos tienen una larga tradición musical, lo que implica un extenso conocimiento.

En la actualidad no es tan frecuente que estos experimentados músicos se relacionen entre sí en los estudios, como si ocurría años atrás. Como resultado, la magia no tiende a fluir de la misma manera a la hora de crear una pieza musical. En realidad, es lo más lógico cuando no se comparte, no se busca la unidad… Del mismo modo, el papel de los músicos ya no es tan importante. Por desgracia, eso ha provocado que ya no surjan ‘Jackie Mittoos’, ‘Ernest Ranglings’, etc etc etc.

No obstante, si la música puede afectar al estado de las personas, también puede ocurrir todo lo contrario. Vaya, que la calidad de la música también se ve afectada por la poca preocupación de las personas que la producen. Justo esa problemática, está muy presente en la música jamaicana de estos últimos años. Los nuevos productores están recreando unas condiciones musicales que dan como resultado algo que no tiene nada que ver con lo que antes se suponía una verdadera experiencia jamaicana.

La constante repetición de los mismos patrones

Tristemente, las modas contemporáneas han hecho mucho daño en la forma de sentir el efecto de la música en nuestro interior. El conformismo reina ante la originalidad. Por ese motivo, también es importante señalar que, a día de hoy, son muchos los oídos que están desentrenados y de ahí que se conformen con escuchar siempre los mismos ritmos.

Para finalizar, nos gustaría volver a recalcar la preocupación que existe en el panorama internacional respecto a la elevada cantidad de propuestas que simplemente están copiando patrones. Lo edificante sería seguir siendo original, ¿verdad? Recordad que hace décadas la música popular jamaicana dio lugar a una serie de nuevos ritmos y técnicas de grabación que incitaron a una explosión cultural que, por entonces, parecía no tener fin.

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