El monopolio de las distintas agencias de artistas y la inercia teledirigida de muchos programadores están a la orden del día en el planeta Reggae.
A continuación os hablamos de la problemática que puede originar en la escena si seguimos caminando en esa dirección.
Hemos perdido la independencia
Hace años, cuando en este territorio el Reggae no tenía tantos seguidores ni existían festivales de la envergadura de hoy en día, no nos encontrábamos ante este problema. Aquellos primeros eventos eran creados por personas independientes que amaban la cultura jamaicana. Pero con la llegada de los grandes festivales pronto aparecieron los promotores profesionales, los intermediarios, las agencias de prensa y todos esos personajes del mundo del espectáculo; lo que produjo una segmentación en la escena.
No os debe parecer extraño que saquemos temas como este tantas veces. Es fundamental tenerlo presente para poder conocer el «estado comercial» que sufre este movimiento. Por esa razón, nos vemos en la obligación de aportar datos para que conozcáis cómo se maneja el negocio musical y, en definitiva, para que no os controlen vuestros propios gustos musicales o, lo que es lo mismo, que vuestros sueños no sean prefabricados. De lo contrario, pronto obtendremos el resultado de permanecer callados antes estas prácticas, es decir, tarde o temprano todos los individuos terminarán por adherirse a esta industrialización mediática.
Hay que saber que si seguimos caminando sin ser conscientes de lo que está ocurriendo, entonces la cultura jamaicana será simplemente un negocio. Y habrá una serie de empresas que se encargarán de dirigir la música como un mero producto consumible, funcionando bajo los mismos parámetros de cualquier otro mercado. Esa industria se encargará de realizar una serie de distinciones, en el sentido de que cada persona tendrá un producto diseñado especialmente para su disfrute. En resumen, cada uno se comportará de acuerdo al “nivel” que le haya sido asignado previamente según unos índices estadísticos y echará mano de la categoría de productos que les han fabricado a su medida. Sin duda, acabará con la diversidad cultural y la bonita evolución que siempre ha ido asociada a esta música.
Las estrategias orientadas al monopolio
Toda cultura bajo el dominio monopolizador de una industria tiende a ser homogenizada, por lo que es cuestionable que a los productos derivados de dicha industria se les pueda llamar arte. Utilizan una ideología como negocio y por ello se podría decir que es un trabajo que conlleva una deficiente calidad de una manera deliberada. Los métodos que utilizan suelen ser muy sutiles para incitar al consumismo de sus productos y, por supuesto, únicamente persiguen el beneficio a cualquier costo.
Todo esto nos vuelve a conducir al alarmante caso de la reiteración de las mismas propuestas musicales. Entonces, ¿podemos decir que ya está bien instaurado este sistema? Hay una gran cantidad de artistas que si no has visto en los últimos 5 años es por que no te ha dado la gana, ya que parece que han echado el ancla en las salas de conciertos y en los festivales de este país. Y eso es el fruto de que siempre están implicadas las mismas personas a la hora de confeccionar la oferta musical.
En la última editorial de DotheReggae, la revista impresa, afrontábamos nuevamente el misterio de los festivales clon. ¿Por qué todos se parecen tanto? Es cierto que también hay que tener en cuenta que de alguna forma todo está montado para que sólo ciertos grupos puedan ser los cabeza de cartel. Es decir, si hay 20 grupos que puedan ser los protagonistas y cada año la mitad no realizan gira, entonces los que quedan son los que aparecerán en los diversos festivales. Vaya, que al final se traduce en una pelea económica entre festivales que termina siendo un «engorde» del caché de esos grupos. La competencia entre los festivales es tal que incluso se firman exclusivas a años vista.
Los famosos packs
Pero, ¿cómo funciona esa contratación de grupos? Existe un número muy pequeño de agencias que representan el 90% de los grupos que actúan en los festivales. Digamos que son quienes ejercen el monopolio musical y desbancan a los artistas independientes que no quieren pasar por el aro del «managerismo». Es importante conocer algunas de las palabras clave de este negocio, como roster, que es la cartera de clientes de la agencia, o el booking agent, que es el agente de contratación. Estos últimos se llevan pellizcos de hasta un 10% de comisión por cada trato que cierren.
Otro de los motivos por los que no sólo los cabezas de cartel se repiten es porque cada agente coloca su pack especial en el festival. Aprovecha la negociación para meter a otros grupos más pequeños que también representan. Por eso, son muchas las ocasiones en la que los festivales contratan a grupos que no les interesan pero van dentro del paquete del artista que los organizadores quieren. En realidad, la negociación es mucho más rápida de lo que podáis imaginar, ya que los mismos tratos se han repetido durante los últimos años. Por eso les gusta tratar con una persona que les resuelve gran porcentaje del cartel, y no individualmente con esos otros artistas independientes.
También es importante citar que existe una estrategia para mantener los lazos con los agentes, y es que los festivales se convierten en promotoras el resto del año. Son capaces de montar giras deficitarias con la única intención de portarse bien con el agente y conseguir su favoritismo por el festival.
El Reggae es revolución
Esperamos que todo esto no quede tan sólo como una pulla al monopolio y provoque simplemente excusas del tipo de «que aquí cada uno se busca la manera de comer». Es más, ojalá y su corazoncito retome el protagonismo y les planteé la pregunta de cómo pueden seguir adelante sabiendo que están dejando fuera de ese círculo a propuestas más reales y que de seguir con ese funcionamiento están forzando a que pasen desapercibidas para mucha gente.
Es decir, hay muchas bandas y artistas que les han subido al trono sin haber pasado por el filtro de la autenticidad. Por eso mismo, cualquiera de esos «principitos» llegan y derrotan a los músicos que trabajan con una actitud verdadera. Y justo eso es lo que está confundiendo a muchos seguidores de éste género musical.
En definitiva, no tenemos ningún problema con la profesionalización de la escena, pero si estamos en desacuerdo con la utilización de tácticas que están enterrando a artistas que merecen estar en primera línea y que por su actitud anti-sistema no se les permite jugar a este juego y, vaya, que esto es Reggae no pop. Venga, vamos a demostrar que el Reggae es revolución.