Siempre se ha dicho que lo que conocemos hoy en día como música popular jamaicana es la evolución de los ritmos que sonaban en Estados Unidos en la década de los 50 y su mezcla con el Mento o el Calipso caribeño.

Pero en la actualidad la influencia de la cultura capitalista estadounidense sigue estando muy presente, incluso a niveles que no podemos ni sospechar.

¿La auténtica Jamaica? Bueno, quizá este titular vuelva a dar vida a esas opiniones del tipo que los europeos no podemos entender lo que ocurre en la isla, pero claro ese argumento siempre es utilizado por otro europeo. Probablemente, también dará lugar a la repetición de las supuestas lecciones históricas que nos han contado o hemos leído en algún momento de nuestra vida. Por todo esto, vamos a intentar olvidar las respuestas automáticas que genera nuestro ego, en busca de un claro protagonismo, para centrarnos un poquito más en serio en el tema que hoy os quiero comentar.

Jamaica ha estado siempre muy pendiente de lo que ocurre en Estados Unidos, como os decía anteriormente, del mismo modo que otros muchos países caribeños. Esto es debido a que es la gran potencia económica de la zona y, inevitablemente, esto genera una relación de dependencia que es la que está provocando una crisis de identidad desde hace muchos años a todos sus vecinos.

El primer ejemplo que me gustaría destacar es la Marihuana. Hasta que en Estados Unidos no se ha comenzado a despenalizar no se había dado un sólo paso en Jamaica. Los primeros benefactores de este movimiento fueron precisamente los americanos. Me refiero a la prestigiosa revista High Times y su desembarco del 2015 en el Rastafari RootzFest con la World Cannabis Cup dentro de su programación. Este evento fue la primera actividad comercial en torno a la ganja desde que fue normalizada por el Gobierno de Jamaica, poco después de que se enmendó su Ley de Drogas Peligrosas.

El siguiente caso que voy a tratar es la Ley de Reducción del Ruido, la nueva preocupación para el pueblo jamaicano. Los isleños achacan esta propuesta a que el gobierno quiere aplicarla para parecerse más aún a Estados Unidos. Esta ley alterará la forma en la que los jamaicanos han vivido la música durante las últimas décadas. Es decir, esto podría implicar que la música Reggae dejase de estar presente de la forma que lo ha estado todo este tiempo en el planeta.

Justamente, esta ley podría ser un nuevo ejemplo de como el gobierno de Jamaica no está apoyando la cultura musical de sus habitantes. La música es uno de los principales activos del país, ya que la tradición rítmica de los jamaicanos es una de las ‘atracciones’ que buscan disfrutar un gran número de los turistas que llegan a su territorio.

«Si Bob Marley hubiese cumplido las reglas, no sería quien es hoy. La música es Jamaica y Jamaica es música», dijo Ricky Trooper, el legendario selector, en relación a la ley de reducción del ruído

En los últimos años estamos viendo como el Pop americano está adueñándose de muchos ingredientes de esta música con el consiguiente impulso que le está dando esa acción a los artistas jamaicanos, algo que está siendo tan aplaudido como criticado. El caso es que si centramos esa búsqueda exclusivamente a los intérpretes jamaicanos y sus últimas producciones, se puede observar como están intentando contentar a un público más numeroso con un sonido y una imagen cada vez más influenciada por el mercado norteamericano. Por un lado, esto podría ser positivo por todo lo relacionado con la difusión de esta música, pero también habría que percatarse de que con ello se está perdiendo la originalidad que siempre ha ido asociada a la isla. Llegados a este punto hay que ser muy conscientes que lo que ha llamado la atención a los millones de seguidores de estos ritmos es la auténtica cultura jamaicana, con todos sus pros y sus contras.

Otra buena muestra de esta misma situación son los SoundClashes. En Jamaica es muy difícil encontrarse un enfrentamiento musical de los de antes. Se podría decir que se han convertido en tan comerciales que han perdido todo su encanto. En cambio, en otros actos en el extranjero se están emulando los grandes Clashes con un excelente resultado. Por ejemplo, hace unos días se celebró un encuentro en Atlanta, Estados Unidos, donde se les permitió la libertad de expresión y todo el mundo supo que no se estaba incitando a la violencia, era simplemente diversión. Es irónico que los estadounidenses estén usando la jerga jamaicana y en la isla ya no se pueda hacer eso. Por cierto, el Clash se lo llevó la crew de Popcaan.

Por último, me gustaría recordar otro artículo que escribieron mis compañeros, que de alguna forma está relacionado con este mismo tema: 55 años de la independencia de Jamaica, pero ¿siguen siendo esclavos?. Y siento mucho si no he tocado los temas polémicos que muchas personas estarían esperando de este artículo, pero es que hay que evolucionar, que luego aparecen tantas o mas quejas de ‘las mismas personas’ cuando se repiten esos temas… ya sabéis, haters gonna hate.