En Kenia, hay en torno a un 90% de personas en edad escolar con discapacidad que no recibe ningún tipo de educación adaptada.
Por esa razón, un músico de Reggae llamado Baba Gurston ha creado una escuela para personas que, como él, sufren algún tipo de discapacidad.
En la mayoría de las comunidades rurales de Kenia, donde residen más de la mitad de los más de cuatro millones de personas con discapacidades que existen en ese país, las diversas discapacidades se viven como una condena o incluso una maldición. Recordad que esta zona del planeta es muy dada a seguir creyendo en la brujería y las supersticiones. En todo caso, allí la discapacidad es casi siempre sinónimo de marginalidad. Es decir, un número desproporcionado de personas con necesidades especiales no pueden acceder a una educación adecuada.
Tristemente, eso conlleva a un bucle de marginalidad y rechazo que se extiende a través del sistema educativo. En realidad, apenas el 2% de los 750.000 jóvenes con discapacidad en edad escolar en Kenia reciben una formación adaptada a sus necesidades. Luego hay un 6% que al menos está escolarizado, aunque no están inscritos en programas que se adapten a sus necesidades. Esto supone que alrededor del 90% de los menores con discapacidad permanecen fuera del sistema educativo. Además, entre el profesorado, solo el 1% ha recibido formación para atender a alumnos con necesidades especiales múltiples.
Sigamos aportando cifras. De todos los escolarizados, sólo un 20% de los alumnos con diversidad funcional concluyen su formación secundaria y son muy pocos los que llegan a poder cursar estudios superiores. Por todo ello, El gobierno keniata ha tratado de cambiar el rumbo a esta situación aumentando las ayudas mensuales a los padres que matriculan a sus hijos con discapacidad hasta los 2.040 chelines (20 euros). Pero este dinero apenas alcanza para hacer frente a los gastos de transporte y más cuando la mayoría de los niños viven en entornos hostiles. Es decir, este colectivo sigue siendo un gran olvidado y con pocas oportunidades de avanzar.
Kabondo es una comunidad humilde, bendecida con una tierra fértil, pero en la que tampoco sobra dinero para enviar a los chicos al colegio. Allí, Baba Gurston creó una escuela inclusiva de 83 alumnos, donde 15 tienen algún tipo de discapacidad. De no ser por esta escuela, donde todo se aprende con música, los chicos de Kabondo no podrían haber ido al colegio. En esa zona la pelea por la educación es diaria. Hay que convencer a las familias, una por una, para que dejen a sus hijos ir a la escuela. De hecho, son muchos los casos en los que niños con discapacidades son encerrados para que nadie les pueda ver. Es decir, Baba Gurston le está posibilitando otro futuro a todos esos niños a través de lemas como ‘la discapacidad no es incapacidad’.
Al propio Baba no le dejaron ir a la escuela hasta los diez años. Una discapacidad genética le impedía realizar grandes distancias: sus brazos eran más largos que sus piernas. Con 17 años marchó a Kibera, uno de los mayores slums de África. De la mano del Kibera Creative Arts puso en marcha un grupo en el que los bailarines con algún tipo de discapacidad eran las estrellas. Fue su primer éxito. Más tarde, se convirtió en un reconocido cantante en la escena reggae keniana. Y ahora sus canciones suenan en Ruanda, Tanzania, Uganda o Etiopía.