Hace unos días os facilitábamos las nominaciones a los Grammy de este año y, aunque existen canciones dancehall en algunos de esos trabajos, se puede afirmar que hay poco o ningún reconocimiento de la Academia hacia este género musical jamaicano.
El Dancehall ha jugado un papel muy significativo en el desarrollo de la música actual y digamos que se ha ganado su propia categoría, bien diferenciado de la música Reggae, desde hace ya mucho tiempo.
Desde luego que este titular no predice que el artículo vaya a ser muy novedoso, pero realmente os encontráis ante el resultado de haber reunido una gran cantidad de información al respecto, ya que en los últimos tiempos grandes estrellas como Mr. Vegas o Sean Paul se han quejado de que el dancehall no está recibiendo un tratamiento justo en el mercado internacional, pero ya es hora de profundizar un poco más en este tema tan persistente.
Son muchas las alusiones, por parte de algunas personas implicadas en el mundo del dancehall, sobre artistas internacionales del mainstream que están utilizando el género sin ni siquiera mostrar un respeto por esta cultura, es decir, nos presentan a estos artistas como si estuviesen realizando una posible explotación o falsificación y no un merecido homenaje.
Pongamos el ejemplo del Wall Street Journal, quienes en un artículo describían a Justin Bieber como el pionero en la mezcla de músicas caribeñas en el mainstream. Esta afirmación se podría traducir en que Bieber fue el primero en acercar el dancehall a la industria de la música pop. Pero claro, esto es olvidarse del trabajo de artistas como Shabba Ranks, Shaggy, Beenie Man, Elephant Man o el mismo Sean Paul entre muchos otros durante más de 20 años.
No hay duda de que estos artistas jamaicanos han tenido una importancia vital para derrumbar las barreras que había entre estas músicas, aunque no han podido vivir un reconocimiento oficial después de todo lo trabajado para que el dancehall prosperase. Y bueno, ahora llegan sus quejas cuando detectan que en EE.UU. hay muchas personas que están viendo como se incrementan sus cuentas bancarias.
El caso es que detrás de toda esta nueva escena norteamericana también hay muchos personas influyentes de ascendencia caribeña, como Puff Daddy, Biggie Smalls o Karen Civil. Por cierto, ahora en muchos medios de comunicación norteamericanos se utiliza el término «Tropical House» para describir a las canciones que están utilizando el dancehall en la música pop.
Entonces, ¿por qué tantas quejas? Pues es muy sencillo. Los profesionales del dancehall en Jamaica no tienen las mismas facilidades para que este género entre en el mercado de EE.UU y Cánada, convirtiéndose entonces en una clara presa fácil. Los norteamericanos tienen muchos más recursos y presupuestos más grandes por lo que, evidentemente, son capaces de llegar mucho más lejos. Entonces, ¿qué obligación tienen de compartir sus plataformas, influencias y dinero si deciden fusionar su música con el Dancehall?.
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La verdad es que en estos tiempos parece que es más importante llamar la atención y, ciertamente, puede que tampoco sea la vía el que se hable de un artista por quejarse de estas cosas. Esperemos que todo esto llegue a potenciar económicamente a la cultura dancehall y por extensión a Jamaica… pero que esto sea debido por buenos trabajos y no por todo ese cúmulo de quejas, así que sigamos ahondando en el problema.
El dancehall necesita muchos más especialistas para aprovechar las circunstancias actuales, ya que el fin es que los jamaicanos puedan conseguir introducirse en los medios de comunicación principales. Pero aquí nos encontramos con otro problema: la realidad del escaso poder de los artistas independientes de Jamaica. Por lo tanto, habrá que seguir confiando en el inmenso don de los jamaiquinos en cuanto a que ellos tienen la energía, el arte, el espíritu y la cultura. Y como ya ha ocurrido a lo largo de la historia, cada vez que alguien consigue organizar ese poder es cuando aparecen los grandes sellos con los presupuestos necesarios para nombrar al próximo «Rey del Dancehall». Después de todo, esto es un negocio.
En realidad es muy difícil irrumpir en el mercado musical de los EE.UU. y más si ni siquiera vives allí. Pero aún hay otros detalles que probablemente desconozcas, actualmente en Jamaica y en el Caribe no puedes colgar ni comprar tu música en las nuevas plataformas, como iTunes o Spotify, si no tienes una cuenta americana o europea. Aquí es donde entra en juego la necesidad de una organización a un nivel más elevado, ya que hasta la fecha ni los artistas, ni los empresarios, ni los representantes del gobierno han tomado medidas para corregir esta exclusión.
Si, queridos lectores. Esto está ocurriendo en Jamaica, un país que ha creado tantos géneros musicales y que ha influenciado a todo el mercado internacional. Pero, ¿esto es debido a la exclusión de Jamaica de los acuerdos internacionales sobre copywrite como el Protocolo de Madrid? Como veis, les queda mucho trabajo por hacer a los políticos jamaicanos. En realidad, por el interés de la industria de la música del mundo entero, habría que abrir el mercado a la equidad a través de un entorno de licencias justas, por lo que los jamaiquinos y otros caribeños podrían acceder a la música que deseen en cualquier momento y en cualquier lugar.
El obtener el acceso para la compra de música puede ser visto como un pequeño paso, pero el destino de los artistas locales no se puede dejar directamente en manos de los consumidores norteamericanos, cuando la mayoría de los artistas viven y trabajan en Jamaica y ni siquiera son capaces de adquirir un visado estadounidense para que puedan visitar o hacer relaciones profesionales, por una razón u otra.
En definitiva, volvemos a realizar otra pregunta: ¿por qué no ponerse a trabajar en la línea correcta antes de quejarse de que alguien se está beneficiando al utilizar el dancehall?Jamaica es una fábrica cultural. Un lugar donde los productos son manufacturados por las personas, pero estas personas no son capaces de poseer o comprar los productos que fabrican. El Dancehall, como cualquier otro producto exportable que sale de Jamaica, debe ser acondicionado para su venta como se hace en otros mercados.
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