Recientemente, la última ganadora del Grammy del Reggae, Koffee, ha declarado en una entrevista con Ssense que la música jamaicana debería de ser más positiva.

Aprovechando sus palabras, a continuación vamos a tratar un poco más a fondo el tema que propone la artista.

El reflejo de lo que ocurre en las calles

En numerosas ocasiones, hemos comentado la relación del Reggae y el Dancehall con la violencia. Tras darle mil vueltas, es posible que la conclusión más certera sea pensar que la dureza que aparece en las letras de los artistas jamaicanos es tan sólo el reflejo de lo que ocurre en las calles. Vaya, que se podría decir la música no es violenta sino que habla de la cruda realidad que se vive en la isla. Además, cuando se piensa en estas letras conflictivas, siempre se suele mirar hacia el Dancehall. Pero claro, tampoco podemos olvidar que el Dancehall es la música más presente entre el pueblo jamaicano.

Igualmente, cuando salen a la luz estos asuntos, es conveniente analizar la historia de algunos legendarios líderes de bandas, quienes consiguieron una reputación formidable en sus guetos ayudando a las familias con la financiación de la educación de los niños o pagando los medicamentos a las personas mayores. Ellos supieron cómo manejar los códigos y la violencia para llegar a la cima de la pirámide social en Jamaica. De hecho, cabe preguntarse sí estos personajes son en verdad el fruto de las sociedades que los vieron nacer.

Christopher ‘Dudus’ Coke

Hablemos por ejemplo del líder de la banda Shower Posse: el archiconocido Christopher ‘Dudus’ Coke. El caso es que, además de su rol criminal, él es considerado como un benefactor en la zona de West Kingston, más concretamente en Tivoli Gardens. Este territorio fue abandonado por los poderes públicos y las autoridades conduciendo a sus habitantes a la extrema pobreza. Mientras tanto, Dudus ayudó económicamente a muchas personas de esta comunidad. Curiosamente, a pesar de estar cumpliendo condena en EE.UU. por tráfico de armas y de drogas, también se le atribuyó la reducción de la violencia y los robos en dicha zona de Jamaica.

Del mismo modo, igual que otros jefes de bandas, Dudus acostumbró a lavar sus beneficios patrocinando un sinfín de eventos musicales, algunos tan famosos como el Champions in Action o el Extravaganza West Kingston Jamboree. En relación a este tema, son muchos los críticos e historiadores que apuntan que esto dio lugar a otro tipo de fiesta menos consciente, lo que probablemente conllevó a que las letras fueran más en la línea de lo que la cocaína demandaba. Por el contrario, hay artistas de la talla de Bunny Wailer que escribieron canciones a favor de este señor de la droga, como su popular «Don’t Touch The President».

El Reggae y el Dancehall tienen que ser más positivos

Teniendo en cuenta lo anterior, es muy interesante el prestar un poco de atención a las palabras de Koffee en Ssense, el medio canadiense. Ella nos recuerda que cuando una canción habla de pistolas no necesariamente significa que ese artista las use como dice en sus canciones. Sin embargo, es verdad que hay muchos jóvenes que se impresionan con estas letras y pasan a idolatrar esos comportamientos. Es decir, estas líricas no están ejerciendo una influencia positiva en sus vidas.

Asimismo, la joven artista jamaicana añadió que el mundo de la música sería un lugar muy aburrido si sólo se tratase la positividad. En realidad, hay muchos tipos de personas por lo que se necesitan diferentes temas para poder entretenerlos a todos. Eso sí, lo importante es que haya un equilibrio y en este momento si que se puede afirmar que el Dancehall está un poco falto de positivismo. Dicho de otra forma, quizá sería mejor que tuviese un contenido más inspirador.

En definitiva, puesto que estamos inmersos en un periodo profundamente influenciado por el marketing y la visibilidad en las redes; también es clave que le pongamos fin a la hipocresía de estos días. Ya sabéis, debido a la búsqueda de la fama, son muchos los artistas que les importa bien poco la importancia de decir una cosa y en cambio hacer la contraria.

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