Alguna vez hemos hablado de la psicoacústica, pero la verdad es que nunca lo habíamos aplicado a nuestros compañeros de planeta.

Recientemente se han publicado los resultados de una investigación que ha determinado que la música Reggae es la preferida por unos de nuestros mejores amigos, los perros.

La SPCA escocesa, una sociedad que aboga por el bienestar de los animales en Escocia, llevó a cabo un experimento musical en su centro de realojamiento en Dumbarton en colaboración con la Universidad de Glasgow.

Siempre se ha dicho que la música amansa a las fieras, pero ahora esto tiene una simpática confirmación para nosotros. Al parecer los perros aman los ritmos del Reggae, ya que tiene un efecto calmante sobre ellos que les conduce a la relajación, según ha determinado un estudio sobre la conducta canina. La investigación descubrió que los niveles de estrés en los canes se redujeron significativamente después de escuchar esta música.

Tras el resultado del estudio, dicha sociedad decidió comprar equipos de sonido para instalar en todos los centros de reubicación que tiene a lo largo del país.

Neil Evans, profesor de Fisiología Integrativa del Instituto de la Biodiversidad, Salud Animal y Medicina Comparada de la Universidad de Glasgow declaró que, en general, la respuesta a los diferentes géneros se mezcló destacando la posibilidad de que nuestros amigos caninos tienen sus propias preferencias musicales individuales, al igual que los humanos. Dicho esto, la música reggae y el soft rock fueron los que obtuvieron los mejores efectos positivos en el comportamiento de los perros.

Anteriormente, en 2015, la SPCA publicó otro estudio sobre el impacto de la música clásica en el comportamiento de un perro. En el estudio participaron dos grupos de perros que se examinaron durante un período de dos semanas en un centro de realojamiento. La primera semana se observó a un grupo de perros en silencio, mientras que el otro grupo tenía la música clásica en sus perreras, y en la segunda semana se intercambiaron esas condiciones.

En ambos grupos se examinaron los niveles de estrés de los perros, medidos a través de la frecuencia cardíaca, muestras de saliva y la observación de su conducta. Estos disminuyeron significativamente cuando escuchaban música.

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