Para este 2019 se anunció la comercialización de los discos de vinilo de alta definición. Precisamente, esta noticia llegó en un momento cuando el vinilo volvía a estar de moda.

El caso es que en las últimas décadas han existido muchos otros formatos de audio.

Formatos de audio casi olvidados

La moda retro

En realidad, es un orgullo que el vinilo vuelva a estar vigente y más para todas esas personas que nos consideramos Reggae addicts, ya que ha sido el formato más importante en la historia de la música popular jamaicana. Pero, a pesar de ello, durante todo este tiempo han existido otros soportes que han sido prácticamente olvidados. Aunque también se podría decir que quizá todavía no han sido recuperados, puesto que con el actual interés por lo retro todo podría pasar.

Por ese motivo, en este artículo vamos a recordar algunas de esas otras formas de reproducción musical. Hablaremos de los magnetófonos, las cintas de casete, los cartuchos de 8 pistas y los MiniDisc.

Magnetófonos de carrete de cinta abierta

Comenzamos con uno de los grandes desconocidos: el magnetófono de bobina abierta. Este formato nos permite registrar sonidos en un soporte magnético, adherido a una cinta plástica. Fue una máquina importantísima durante décadas, desde los primitivos y rudimentarios modelos de los años 30. Hoy en día se le considera una tecnología obsoleta frente a los modernos grabadores digitales, aunque algunos músicos y en particular los audiófilos siguen grabando con magnetófonos por su alta fidelidad de sonido.

¿Alguien sabe que hace unos años se lanzó el magnetófono UHA-HQ Phase 11 y que se apodó el ‘vinyl killer’? Este nombre viene dado ya que los magnetófonos son de un gran valor para los oídos más exigentes. Esto es debido a que la cinta usada posee un mayor rango dinámico que los discos de vinilo, con una muy buena respuesta en graves y agudos. Otra ventaja frente al vinilo es que la música que se graba en estos carretes requiere un procesado de señal mucho menor, con lo cual el sonido que obtiene el oyente a través de estos equipos es muy fiel al del master original. Entonces, sabiendo esto, ¿para que queremos las remasterizaciones digitales? Bueno, la respuesta es sencilla: el dinero. Este sistema es muchísimo más caro de lo que la mayoría podríamos permitirnos.

La cinta de Casete

Probablemente sea uno de los nombres más clásicos para algunas generaciones. La cinta de casete o casete compacto es un medio para el almacenaje de audio que fue introducido en Europa por la empresa Philips en 1962. Este formato de grabación en cinta magnética fue ampliamente utilizado desde mediados de los años 60 hasta principios de los 2000. Bueno, también es cierto que recientemente ha habido algunos intentos para restaurar su reinado, pero en verdad no han sido muy efectivos.

Para muchas personas, los casetes fueron el primer contacto con la ‘piratería’. A su vez, también formó parte de los primeros pasos de la música portátil, los famosos walkman. No obstante, tampoco podemos obviar su importancia en la primera gran expansión de los ordenadores personales por su papel fundamental en el almacenamiento de datos. Por cierto, el casete es un soporte analógico, aunque también se desarrollaron formatos de cinta digitales, como la cinta de audio digital (DAT) o el casete compacto digital (DCC).

El cartucho de ocho pistas

Este formato apareció en 1964, apenas año y medio después de que llegase la cinta de casete. El cartucho de 8 pistas parecía tenerlo todo: era pequeño, portátil y tenía una calidad de sonido bastante buena. Además, sumaba una propiedad muy interesante, que era la capacidad de reproducir sonido cuadrafónico. Es decir, el audio se registra y se reproduce en un sistema de cuatro pistas independientes. Como sistema de sonido, la cuadrafonía estuvo vigente desde finales de los 60 hasta los primeros 80.

En un principio, el cartucho de ocho pistas había sido inventado como una forma de llevar los sistemas de alta fidelidad a los coches. Se trataba de una respuesta al Highway HiFi, un producto que incorporaba un pequeño reproductor de discos de vinilo de siete pulgadas en los automóviles. El cartucho se impuso rápidamente sobre el Highway HiFi, puesto que eliminaba el problema de que la aguja saltase cuando el vehículo pasaba por algún bache. De todos modos no tuvo mucho éxito, debido a que su producción fue bastante cara y eran difíciles de reparar.

El MiniDisc

Y por último, finalizamos este resumen con un formato digital. En 1992, Sony nos ofreció una tecnología que pretendía evolucionar la relación del oyente con la música: el MiniDisc. Por entonces, las cintas de casete se convirtieron en una molestia, ya que se deterioraban con el paso del tiempo. Del mismo modo, el vinilo parecía que tenía las horas contadas ante la llegada del CD, un formato que en ese momento era para escuchar y no para grabar.

El caso es que el MiniDisc nunca obtuvo la demanda que Sony había soñado. Tras unos años de ‘quiero y no puedo’ el reproductor de MP3 acabó con todas sus esperanzas. El público se acomodó a la idea de que las cintas de casete eran para grabar y los walkman y discman para escuchar música en la calle. Sin olvidar su lucha directa e infructuosa con el casete compacto digital (DCC) de Philips. Asimismo, en 2001 apareció el primer iPod, en una época donde los CDs grabables ya eran algo normal entre los usuarios. Precisamente, en ese año las ventas del MiniDisc y de las cintas de cassette cayeron en un 70%.

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