Descubre cómo un error en el estudio de Treasure Isle dio lugar al «None Shall Escape the Judgment» de Johnny Clarke, marcando el inicio del Rub-a-dub… el ritmo precursor del Dancehall.

La leyenda del «None Shall Escape The Judgment» de Johnny Clarke

Originalmente, «None Shall Escape The Judgment» era una canción de Earl Zero (Earl Johnson), donde Johnny Clarke colaboraba como corista. Sin embargo, un inesperado error técnico cambiaría el destino de la canción; que acabaría convirtiéndose en una pieza fundamental en la historia de la música popular del planeta.

Cuando su productor, el innovador Bunny Lee, trabajaba la mezcla en el prestigioso estudio Treasure Isle del omnipresente Duke Reid, su ingeniero de sonido Sid Bucknor omitió accidentalmente la pista vocal de Earl Zero al transferir el material al cuatro pistas. Al comunicarle el problema a Lee, Clarke se encontraba presente en el estudio. Él aseguró que conocía bien la canción, al haber sido el corista en la grabación original; por lo que se ofreció para registrar las voces principales.

A partir de ese momento, corría el año 1974, surgiría una brillante colaboración entre Johnny Clarke, Bunny Lee y su banda The Aggrovators; que nos dejaría joyas como «Move out a Babylon», «Rockers Time Now» o «Enter Into His Gates With Praise»; entre otros grandes éxitos.

Los ‘flying cymbals’ de Bunny ‘Striker’ Lee

Aunque Earl Zero concibió la canción como una pieza de de roots reggae, la producción de Lee y el estilo vocal de Clarke marcaron el inicio de la transición hacia el Rub-a-dub, un subgénero que se desarrollaría plenamente a finales de los años 70 y que poco más tarde daría paso al Dancehall.

De algún modo, en el «None Shall Escape The Judgment» ya se vislumbraba todo ese cambió, sobre todo por el uso de los ‘flying cymbals’, una técnica de percusión basada en golpes repetitivos del ‘charles’. En realidad, este recurso estaba inspirado en la música disco de la época y fue desarrollado por Lee junto con al talentoso batería ‘Santa’ Davis.

El caso es que, como veis, el éxito de «None Shall Escape The Judgment» no solo consagró a Johnny Clarke como una de las grandes voces jamaicanas, sino que también posicionó a Bunny ‘Striker’ Lee como un productor visionario.