Quizá, antes de responder a esta cuestión, también haya que preguntarse si el dinero cambia a las personas o demuestran quiénes son.
Por otro lado, existe un dicho que que nos recuerda que la fruta madura tiene un precio que atrae hasta las moscas.
Las colaboraciones
Lo primero que hay que tener en cuenta es que estamos ante una carambola muy sencilla. Los jamaicanos quieren expandir su público y es evidente que un buen método son las colaboraciones con artistas de otras zonas del planeta. Obviamente, estas acciones siempre les generan una buena inyección económica. En realidad, antes no se daba con tanta frecuencia este formato colabo, puesto que vivíamos en una época donde había un negocio mucho más boyante: las dubplates.
De todos modos, como sabemos, el Reggae se ha convertido en un fenómeno global. Por esa razón, cada vez son más países los que están creando su propia constelación de estrellas. Sin embargo, existe una especie de regla entre las personas que amamos la cultura musical jamaicana que viene a decir que para que un artista no jamaicano sea reconocido necesita colaborar con un artista jamaicano ya establecido. O lo que es lo mismo, se piensa que esa colaboración autentifica el talento del artista no jamaicano. El caso es que, además, esas canciones tienen mucha audiencia asegurada, lo que les proporciona más popularidad.
¿Acaso todo vale?
Pero claro, si hablamos de que para validarse como artista de Reggae necesita una colaboración, entonces, justo en ese punto es donde entra en juego el dinero. La mayoría de las veces, esos artistas no jamaicanos son personas que están deseando ser una estrella de la música, con todo lo que tiene serlo hoy en día. Asimismo, este tipo de artistas suele contar con un gran apoyo financiero. Es más, frecuentemente, se convierten en esclavos de las marcas que les patrocinan. Dicho de otra forma, no son artistas libres ni parecen tener una alta posición moral. Lo único que desean es el éxito y la fortuna a cualquier coste. Por lo que pagan y ya tienen su ansiada colaboración.
Sorprendentemente, los propios artistas jamaicanos no tienen problemas para colaborar con ellos, incluso los más Rastafaris; aunque estas otras personas parezcan ser completamente amorales. Precisamente, por este tipo de cosas, se dice que el dinero puede nublar el juicio moral. Ciertamente, hay que ser muy conscientes de que las modas atraen las energías negativas. Sin embargo, aquellas personas que preserven el auténtico espíritu de la música Reggae serán quienes verdaderamente mantendrán viva esta cultura. Ya sabéis, quien deja camino por vereda, atrás se queda.
A ver, no está mal ganar dinero con las actividades relacionadas con la música. Por supuesto, no hay ninguna prohibición; pero si que deberíamos de ser más consecuentes con lo que predica esta música. No es nada bueno, ni para el emisor ni para el receptor, que se promocione algo que realmente no se practica.
La lección de Lady G
Igualmente, hace un tiempo, os hablábamos de que algunas cantantes jamaicanas estaban siendo empujadas a escribir sobre sexo para poder hacerse un hueco en la industria discográfica jamaicana. Bien, pues la mítica Lady G, una de las artistas más importantes del Dancehall de finales de los ochenta y principios de los noventa, está de vuelta con un nuevo single llamado «Nah Sell Out Me Soul»; una canción que aparece en el Staga Riddim de GT Taylor.
Este ‘big tune’ llega en una época en la que la mayoría de las mujeres del Dancehall hablan más de sexo que de cualquier otro tema, es muy reconfortante escuchar una canción consciente. Irónicamente, en esta canción Lady G hace referencia exactamente a lo que muchas otras mujeres están haciendo, vendiendo sus almas por fama y dinero.