Cuando hablamos del impacto cultural de Jamaica en la música global, es imposible no detenernos en dos de sus más revolucionarias aportaciones: el Dub y el Dancehall, géneros profundamente entrelazados con la figura del deejay.

La relación del Dub y el Dancehall con los deejays. King Tubby

El Dub: arte sonoro y laboratorio de innovación

Sin duda, es muy difícil encontrar un género musical que se haya originado en un país no desarrollado, como lo es Jamaica; y que haya tenido un efecto tan duradero en la música moderna como es el Dub. En muchos sentidos, a día de hoy, el Dub se presenta como una combinación de influencias que se han convertido en un género muy específico, que a su vez, influye prácticamente en todo lo que le rodea.

En el sentido original, el hablar de Dub se refería a un aspecto técnico en las grabaciones, que consistía en un proceso que usaba un material previamente grabado para luego modificarlo y acentuarlo, para crear una nueva mezcla. Como ya hemos comentado en alguna que otra ocasión, hay varias teorías sobre el nacimiento del dub. Sin embargo, la versión oficial dice que todo comenzó cuando un ingeniero llamado Rudolph “Ruddy” Redwood realizó la mezcla de una canción en la que por un error no aparecía la voz.

Este accidente se convirtió en todo un éxito y su innovación dio el pistoletazo de salida a productores como King Tubby, Lee Perry, Joe Gibbs o Bunny Lee para crear versiones instrumentales de casi todas las canciones grabadas hasta la fecha.

La relación del Dub y el Dancehall con los deejays. Nicodemus y otros

El Deejay, tambien conocido como Toaster

Paralelamente al desarrollo del Dub, surgía una figura que cambiaría para siempre la interacción entre música y palabra: el deejay, o toaster. Estos artistas eran oradores rítmicos, que improvisaban versos y frases sobre las instrumentales que salían como caras B de los discos. A diferencia del cantante, los deejays hablaban, rimaban, lanzaban chistes, refranes y realizaban comentarios sociales. De hecho, se convirtieron en los verdaderos cronistas de su tiempo: comunicadores populares en una Jamaica donde la radio oficial rara vez daba voz a la realidad del pueblo.

Aunque suele atribuirse el auge del toasting a nombres como U-Roy o King Stitt en los 60, el verdadero pionero fue Count Machuki, quien ya en los años 50 comenzó a “hablar” sobre los ritmos en los bailes callejeros. Su estilo fue precursor de una tradición que, décadas después, influiría directamente en el desarrollo del rap en Nueva York.

Más tarde, en los años 70, el arte del deejay vivió una explosión creativa. Figuras como Dennis Alcapone, I-Roy, Big Youth, Dillinger, Prince Jazzbo o Jah Stitch elevaron el toasting a nuevas alturas, convirtiéndolo en un elemento central del sonido jamaicano.

La relación del Dub y el Dancehall con los deejays. U-Roy

Dancehall: la consagración de los deejays

La llegada del Early Dancehall a finales de los 70, junto con el inicio de la era digital en los 80, sacaría a la luz a un sinfín de nuevos deejays que marcarían generaciones: Yellowman, Josey Wales, Charlie Chaplin, Nicodemus, Super Cat, Eek-A-Mouse o Ninjaman, por mencionar solo algunos. Sus letras, cargadas de energía y a menudo generadoras de gran controversia, fueron la respuesta de las calles a una situación social y económica muy compleja para Jamaica.

Durante los años 90, el Dancehall cruzó definitivamente las fronteras de la isla de la mano de Shabba Ranks, seguido por artistas como Shaggy, Sean Paul o Beenie Man, quienes finalmente llevaron el arte del toasting a los grandes escenarios internacionales… Y, por qué no decirlo, los deejays ya eran mainstream.

Lo que empezó en las calles de Kingston, con amplificadores caseros y acetatos rayados, hoy sigue influyendo en cualquier escena donde un ritmo invite a una voz a tomar el micrófono y contar su verdad… boOom!

La relación del Dub y el Dancehall con los deejays. Yellowman