Siendo la capital de una pequeña isla, Kingston le ha dado al mundo ritmos como el Mento, Ska, Rocksteady, Reggae, Dub, Dancehall

Dicho de otra forma, esta ciudad es el lugar que ha inspirado a los músicos más reconocidos de la cultura musical jamaicana.

Kingston, la ciudad de la música

Desde mediados del siglo pasado, Kingston ha visto brotar un sinfín de diferentes ritmos como si se tratase de un manantial musical. A pesar de ser una de las ciudades más conocidas del planeta, la capital de Jamaica tiene poco más de medio millón de habitantes. El caso es que es el lugar con el mayor número de estudios de grabación per cápita.

Es decir, a Kingston se le podría describir como el paraíso que ha motivado la creatividad de todos esos cantantes, músicos, productores y sellos discográficos. Hablamos de leyendas jamaicanas como Bob Marley, Dennis Brown, Gregory Isaacs, Alton Ellis, Coxsone Dodd, Arthur Reid, Lee Perry, etc etc etc.

De hecho, en 2015, la UNESCO designó a Kingston como Ciudad Creativa de la Música. Sin duda, el reconocimiento a esta urbe vino dado por el gran impacto que ha tenido en la escena musical global. Ya sabéis, sin lo que sucedió en sus calles no podríamos haber conocido el Hip Hop, Reggaeton, Música electrónica, los remixes, etc.

Los ingredientes

Pero viajemos unos siglos atrás para comprender mejor el porqué se dice que Jamaica es una isla de innumerables influencias culturales. Los nativos de esa isla, los arawaks, fueron aniquilados por los españoles después del «supuesto descubrimiento» de la isla. Más tarde, fue repoblada por esclavos africanos para trabajar las plantaciones de los terratenientes. Esta situación se alargó hasta 1834, cuando la esclavitud fue definitivamente abolida en Jamaica.

No obstante, la música jamaicana se basa en todas esas vivencias africanas. Asimismo, tampoco debemos olvidar la influencia del rastafarismo y el gospel cristiano. Es decir, en la música popular jamaicana abundan una serie de melodías tremendamente ingeniosas repletas de misticismo y apoyadas en unos ritmos de desmesuradas proporciones.

Posiblemente, todos esos ingredientes hayan sido los que provocaron que los jamaicanos se hayan convertido en un elemento clave para entender la musicalidad de la humanidad en las últimas décadas. De igual modo, nunca hay que olvidar la cruda realidad, Kingston es una de las ciudades más peligrosas del mundo con una cifra que ronda los 50 asesinatos por cada 100.000 habitantes. De ahí que, las pistolas estén tan presentes como el amor en las líricas.